Acebuche Silvestre

El aceite de acebuchina es mucho más que un aceite: es un legado vivo. Nace del acebuche, el olivo silvestre que antecede a todas las variedades cultivadas que hoy conocemos. Los acebuches se encuentran de modo natural en las sierras del área mediterránea y aparecen también como brotes silvestres desde las raices de olivos antiguos y abandonados. Sus frutos, pequeños y difíciles de desprender de la planta, concentran la fuerza de un árbol que ha sobrevivido siglos en estado natural, sin intervención humana, manteniendo intacta la pureza de su linaje.

De esa herencia nace un aceite extraordinario: intenso, aromático, profundamente complejo, con una personalidad que no se puede replicar en cultivos modernos. Cada gota captura la esencia de un paisaje mediterráneo primigenio y la sabiduría silenciosa de los árboles más antiguos.

Los acebuches no se cultivan, se mantienen completamente salvajes. La producción del aceite de acebuchina es limitada y laboriosa. Se recolecta fruto a fruto, en terrenos escarpados, respetando el ambiente y el ritmo natural del acebuche. El resultado es un aceite único, valorado por su altísima concentración de antioxidantes, su aroma, su sabor con personalidad a la vez que suave y su carácter muy especial que hay que saber apreciar.

Presentamos el aceite de acebuchina como un homenaje a los orígenes del olivo y a las manos que, desde tiempos remotos, lo han sabido interpretar. Un aceite para quienes buscan lo auténtico, lo puro y lo verdaderamente salvaje.